Rebaje de copa para evitar la ocultación visual de la fachada del templo
En torno al año 1940, en el compás de la iglesia de Santa Ana, se plantaron dos cipreses a ambos lados de la portada del templo.
Con el paso del tiempo fueron creciendo y generando la ocultación visual del edificio y su torre campanario.
Recientemente se ha llevado a cabo una poda de reducción de copa para evitar este problema.
Con esta solución se ha logrado compatibilizar la apertura visual de la fachada del templo con la conservación de estos elementos vegetales.
Es interesante hacer un recorrido visual por las fotografías históricas para poder ver la iglesia con árboles y sin árboles.
Las imágenes de 1869ca, fecha en la que se demolió la iglesia de San Gil, permiten ver: el puente, la plaza de Santa Ana, la fachada encalada y la cancela con ropa tendida.
La fotografía de Laurent de 1871ca nos acerca a la iglesia. Aquí la fachada del templo se aprecia limpia y sin elementos que oculten. Nótese que la calle Hospital de Santa Ana desciende en rampa a la plaza de Santa Ana.
Los cipreses no fueron los primeros árboles que ocuparon este lugar. En torno a 1875 se plantaron a la entrada del atrio dos aligustrones (o dos naranjos).
La iglesia queda con ladrillo visto. Aparece la palometa de la electricidad. A la salida de misa se observan los efectos de la riada de 1884, que reventó las obras del embovedado del río Darro. Se amplía la plaza y desaparece el puente.
Los árboles plantados en 1875ca serían retirados en torno a 1895, a la edad de veinte años, tras realizarles varias podas severas. En la última década del siglo se realizará un muro dejando a nivel la calle Hospital de Santa Ana.
En el mismo arranque del siglo XX, en 1904, llegará a este espacio el tranvía, aprovechando el nuevo anchurón para que éste pueda dar la vuelta.
Las imágenes de 1920ca nos dejan ver la plaza Nueva con árboles de gran porte, mientras la plaza de Santa Ana sigue sin vegetación.
Antonio Gallego Burín, que nació en la plaza de Santa Ana, llevará a cabo en la ciudad un importante plan de reforma y ensanche. La imagen de 1945ca deja ver la plantación -pocos años antes- de dos aligustrones (o dos naranjos) en la misma ubicación en la que estuvieron a finales del siglo XIX, y de los dos cipreses -que protagonizan este estudio- a ambos lados de la portada del templo.
De este periodo son también las escaleras que bajan, desde la calle Hospital de Santa Ana, junto a la cancela del compás, y la colocación del pilar del Toro. También los arriates ajardinados adosados al muro a ambos lados del pilar.
Durante los años 60 esta vegetación seguirá creciendo y consolidándose. Al llegar a los años 70 se retiran los dos aligustrones de la entrada del compás y se levanta la jardinería del arriate adosada al muro a ambos lados del pilar del Toro. La plaza Nueva se planta con los tilos que hoy disfrutamos.
En los 80 se plantan los setos de aligustre a ambos lados del atrio. Los cipreses siguen creciendo.
Las imágenes antiguas demuestran que los cipreses ocultaron la primera ventana de la torre campanario en los años 1990, que llegaron al alero de la cubierta en la primera década de los 2000, y que en la actualidad (año 2024) ocultan por completo la segunda ventana de la torre campanario.
En marzo del año 2025, se llevó a cabo una poda de rebaje de los cipreses hasta situar su copa a la altura de la base de la primera ventana de la torre campanario. Los cipreses necesitarán de una suave poda de recorte periódico para mantener el volumen actual en forma de topiaria. Esta actuación, repetida a lo largo de los años, se prevé que ayudará a hacer más compacta la copa.