Me inspiro, con orgullo, en los jardines clásicos hispano musulmanes o islámicos de mi tierra, Andalucía, que tanto han aportado al desarrollo y a la identidad del “Jardín Español”.
La Alhambra y el Generalife, los cármenes del Albaicín, los cortijos y almunias de la Vega de Granada, los pueblos de la Alpujarra, …, rincones donde la vegetación y el agua forman parte de nuestro patrimonio histórico y artístico, haciéndolo más amable, más fresco, más sombreado.
En este sentido, mi mayor reto, es lograr crear un jardín nuevo que parezca que siempre ha estado ahí. Sacar del espacio y de la luz, como hacen los escultores con el bloque de piedra, la pieza que el lugar lleva guardado dentro -a la espera de ser descubierto- durante largo tiempo.